martes, 22 de noviembre de 2011

El Cerco

Al comienzo de la época de nieves, el Poblado fue rodeado por las hordas de la tribu rival. Acamparon alrededor con todas sus armas y no dejaban salir a nadie. Pronto comenzaron a escasear los víveres y la situación fue haciéndose insostenible.
El Jefe del poblado, Kuma, que había sido elegido por el Consejo de Sabios solo dos temporadas antes, no sabía muy bien qué hacer. Intentó muchas estrategias, pero ninguna de ellas terminó dando resultado. Envió a sus mejores guerreros a internar abrir una salida, pero todo fue en vano. También ordenó excavar túneles con el fin de salvar la línea enemiga, pero todos los pobladores que lo intentaron fueron atrapados y ejecutados.

El anterior jefe del poblado, Marimba, no hacía gran cosa para ayudar a salir de la situación. El y los suyos, los integrantes del clan que había resultado derrotado en la anterior elección de Gran Jefe, solo esperaban y no decían ni proponían nada, tan solo repetían una y otra vez que la situación no podía continuar así.

El tiempo pasó y gracias a la astucia de algunos pobladores disfrazados la gente del poblado no sucumbió al hambre, ya que en redadas nocturnas conseguían hacerse con algunas provisiones, cazando animales. Aún así, la situación era crítica.

La temporada siguiente, para tratar de dar solución al cerco de la tribu rival, el Consejo de sabios convocó una asamblea. Duró toda la noche. En ella se decidió que Kuma fuera apartado del poder, y que lo ostentara, de ahí en adelante, Marimba.

Hubo grandes celebraciones por parte de Marimba y su clan, pero pronto se vio que todo había sido en vano.

2 comentarios:

  1. Terriblemente irónico y muy crítico. ¿Una fabula sobre la democracia actual?

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  2. Sí, incluso algo mucho más concreto. 20-N.
    Me parece terriblemente injusto hacer de esta manera leña del árbol caído. Y no puedo con la animadversión hacia quien ha hecho lo que ha podido ante un huracán que quizá termine llevándoselo todo por delante.

    Y también premiar a quien solo se ha limitado a esperar y ver pasar el cadáver del adversario, sin mover un dedo; y más cuando son sus políticas las que nos han llevado a esto.

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