Estábamos sentados en el sofá de mi casa. Cuando pasó su lengua por el pegamento del papel de fumar alargué mi mano para coger la bolsa con el tabaco.
- Fúmate este. Ya hago yo otro.- dijo, ofreciéndome el cigarro que tenia en la mano. Lo encendí y le dí una calada. Luego se lo puse en los labios para que ella diese otra mientras ponía tabaco sobre un papel.
- Así que no se lo que hacer. - dijo - Me gustaría tener un compañero sexual estable, con el que haya algo mas que solo follar. No es que quiera tener novio, o algo así. No quiero sentirme atada. Pero es que los tíos con los que me acuesto, si les pregunto que si quieren ir a tomar algo, o se asustan, o se enamoran.
- ¿Y por que no follamos tu y yo? - dije después de dar otra calada.
- ¿Contigo? no me apetece. No se. Estoy muy a gusto con esto que tenemos.
- ¿Y que tenemos?
- Pues somos amigos ¿no? Nos vemos dos o tres veces a la semana, y hablamos todos los días. Esto me gusta, por que no me siento sola, y el sexo lo complicaría todo.
Acabamos de fumar en silencio, terminando de ver la película que ponían en la televisión y que hasta ese momento no habíamos hecho ningún caso. En los títulos de crédito la miré y estaba dormida. La música la despertó. Miró a su al rededor.
- Joder, que sueño. ¿Te importa si me quedo a dormir? - dijo, estirando sus brazos hacia el techo.
- Ya sabes que no.
Fuimos juntos a la habitación. Abrió el armario y sacó una camiseta negra, descolorida y algo rota del segundo cajón. Después se fue al cuarto de baño mientras que yo me desnudaba y me metía debajo del edredón en calzoncillos.
Cuando volvió me fijé que aquella camiseta tenía algún tipo de patrón especial, o quizá fuese el cuerpo de ella que la deformaba para obligarla a ajustarse a sus curvas. Aquella prenda, unos calcetines negros y unas bragas era todo lo que llevaba puesto, como siempre que se quedaba a dormir. Saltó por encima de mi para poder llegar al lado de la cama que estaba mas cercano a la pared. Su lado de la cama.
Nos dimos las buenas noches y apagué la luz.
- ¿Decías en serio lo de tener sexo juntos? - dijo después de unos minutos. - ¿Me has oido?
- Si, te he oído - supongo que tardé mucho en contestar - no, no lo decía en serio, solo quería ayudarte con tu problema. ¿Porque lo preguntas?
Ahora era ella la que se había quedado en silencio.
- No, por nada. Es que no quería que te sintieses mal. Bueno. Así mejor.
A mi me costó dormirme, y ella también se mantuvo despierta durante mucho tiempo.
A la mañana siguiente me levanté y me vestí. Antes de salir por la puerta me puse de cuclillas junto a la cama, la miré a la cara durante un instante, tratando de adivinar donde estarían sus labios en la penumbra.
- Me voy a quedar un rato. No quiero levantarme tan temprano. Hoy no.
- Ya lo se. Te he dejado café recién hecho, y ya sabes donde está lo demás. -la dije
Cerré la puerta de la calle intentando no hacer ningún ruido.
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