Preguntas frecuentes para escritores en ciernes

P: ¿Que hago para empezar a escribir?
R: Escribir es como andar. Solo necesitas un soporte como tu ordenador, una máquina de escribir, una pluma Montblanc o un bic y papel, y empezar a escribir.

P: Me da miedo el papel en blanco ¿que puedo hacer?
R: Ahora mismo hay un paquete de quinientos folios sobre mi mesa y todos parecen muy tranquilos. Nunca he oído el caso de un papel que ataque a nadie, aunque tienes que tener cuidado al manipularlos porque a veces cortan un poco.

P: Si, pero cuando tengo uno delante, no se como empezar.
R: Puedes empezar poniendo un punto. El papel ya ha dejado de estar en blanco. Antiguamente se ponía una cruz antes de empezar a escribir.

P: Quiero contar un relato, pero es muy corto incluso para llenar una página
R: Nadie dijo que una mayor extensión significaba una mejor obra. Si no llegas a una página completa significa que tu obra no lo necesita.

P: Quiero escribir, pero me da pereza.
R: Pues no escribas. Haz algo que no te de pereza.

P: Ya, pero yo lo que quiero es escribir.
R: Entonces date puñetazos en el pecho y di en voz alta “olvida la pereza y empieza a escribir”

P: Yo lo que quiero es expresar mis sentimientos, y me gustaría saber como hacerlo
R: Para eso, debes escribir igual que piensas. Cuando te preguntes “¿como me siento hoy?” escribe la respuesta que te venga al cerebro. Olvídate de gramática y léxico. Son tus sentimientos y no se expresa ni con el mejor dominio del idioma.

P: Yo nunca he salido de mi pueblo, y mis escritores favoritos cuentas historias maravillosas que han vivido ellos.
R: Puedes haber vivido mucho o poco, pero si no escribes, nunca escribirás nada.

P: La gente no entiende lo que escribo ¿Que puedo hacer?
R: Dejar de escribir para ti y empieza a hacerlo pensando en que alguien lo va a leer.

P: Ya he terminado de escribir ¿Ahora que hago?
R: Ahora viene la parte mas difícil. Tienes que volver al principio y leer lo que has escrito. El punto y final no es el final de algo escrito. Tienes que leer y reescribir hasta que te sientas cómodo con lo que has hecho.

P: ¿Tengo que tomarme esto como un dogma teológico?
R: No. Tu tienes que aplicarte tus propias normas. Estas me sirven a mi.

P: Entonces ¿Porque lo has escrito?
R: Por que todos los días hay que escribir algo, aunque sea una gilipollez.