Son las nueve y cuarto de la mañana y ya hace calor. Debemos estar a treinta y cinco grados. Supongo que el aire acondicionado tiene que estar encendido, pero no se nota nada. Intento concentrarme en el trabajo con algo de música. Pongo una recopilación de piezas' para piano que me pasó Ulises.
- Hola, disculpa. Soy del departamento de informática. Estamos haciendo un inventario ¿te importa si paso un momento?
La voz viene de la puerta de mi despacho. Es un tipo de unos treinta años, vestido con vaqueros y camiseta con el cartel de una película estampado. Tiene el pelo corto y barba de varios días.
- Si, pasa ¿necesitas algo?
- No, nada, tranquila. Puedes seguir trabajando. No voy a tardar mucho. Solo anotar unos datos.
Viene con un cuaderno en la mano. Se coloca delante de mi, y se mete debajo de la mesa por el lado opuesto al que estoy yo. Instintivamente cruzo las piernas. Hoy llevo un vestido por encima de las rodillas, abotonado completo, y cogido con un cinturón. No acabo de sentirme cómoda, así que me pongo de pie y hago que tengo que buscar algo en un armario.
- No todo el mundo escucha música cuando trabaja. - Me dice con cierto esfuerzo al ponerse de pie. Parece un poco pasado de peso.
- Bueno, a mi me gusta.
- En el despacho nosotros escuchamos música de vez en cuando. Pero somos tantos que a veces es difícil ponerse de acuerdo.
- Si, claro - contesto mientras trato de imaginar que clase de música escuchan en un despacho de informáticos.
- Lo que estás escuchando es muy bueno. Te voy a decir una cosa. A mi las cosas para piano de Beethoven no me gustan nada. Yo prefiero otras cosas.
- Si, algo mas moderno ¿no? - digo con condescendencia.
- Lo que pasa es que Beethoven siempre me ha parecido muy sobrevalorado. Componía muy bien para orquesta, pero si le dejas un piano, le faltan herramientas. Sin embargo Schubert tiene una riqueza de sonido que no es comparable con ningún otro compositor. Puede que con Debussy, aunque este me parece demasiado onanista. Por que eso es lo que estás escuchando ¿no? el trio para piano número 2 de Schubert.
Me quedo sin palabras. Noto calor en la cara y espero que el maquillaje no me falle y cubra bien el sonrojo.
- Bueno, ya he terminado. Hasta luego.
Le veo salir de mi despacho mientras me pregunto que ha querido decir con que Debussy le parece muy onanista. Me acerco a mirar la pantalla del ordenador para ver lo que está sonando. Ha acertado.
Suena mi teléfono. Es Yoli. Me pregunta que vamos a hacer esa noche. Al fin y al cabo es viernes. La digo que me apetece salir y tomar algo. Quedamos en llamarnos mas tarde. Al colgar la llamada veo la foto de Ulises en la pantalla de mi móvil. Hace ya un mes y medio que se fué a vivir a Taipei. Me escribe todos los días, aunque yo no le responda. Siempre me dice que me extraña, y cuenta los meses que el quedan para poder volver. Ahora él está lejos y yo estoy sola. A veces tengo la impresión de enamorarme siempre del hombre equivocado.
- Hola, disculpa. Soy del departamento de informática. Estamos haciendo un inventario ¿te importa si paso un momento?
La voz viene de la puerta de mi despacho. Es un tipo de unos treinta años, vestido con vaqueros y camiseta con el cartel de una película estampado. Tiene el pelo corto y barba de varios días.
- Si, pasa ¿necesitas algo?
- No, nada, tranquila. Puedes seguir trabajando. No voy a tardar mucho. Solo anotar unos datos.
Viene con un cuaderno en la mano. Se coloca delante de mi, y se mete debajo de la mesa por el lado opuesto al que estoy yo. Instintivamente cruzo las piernas. Hoy llevo un vestido por encima de las rodillas, abotonado completo, y cogido con un cinturón. No acabo de sentirme cómoda, así que me pongo de pie y hago que tengo que buscar algo en un armario.
- No todo el mundo escucha música cuando trabaja. - Me dice con cierto esfuerzo al ponerse de pie. Parece un poco pasado de peso.
- Bueno, a mi me gusta.
- En el despacho nosotros escuchamos música de vez en cuando. Pero somos tantos que a veces es difícil ponerse de acuerdo.
- Si, claro - contesto mientras trato de imaginar que clase de música escuchan en un despacho de informáticos.
- Lo que estás escuchando es muy bueno. Te voy a decir una cosa. A mi las cosas para piano de Beethoven no me gustan nada. Yo prefiero otras cosas.
- Si, algo mas moderno ¿no? - digo con condescendencia.
- Lo que pasa es que Beethoven siempre me ha parecido muy sobrevalorado. Componía muy bien para orquesta, pero si le dejas un piano, le faltan herramientas. Sin embargo Schubert tiene una riqueza de sonido que no es comparable con ningún otro compositor. Puede que con Debussy, aunque este me parece demasiado onanista. Por que eso es lo que estás escuchando ¿no? el trio para piano número 2 de Schubert.
Me quedo sin palabras. Noto calor en la cara y espero que el maquillaje no me falle y cubra bien el sonrojo.
- Bueno, ya he terminado. Hasta luego.
Le veo salir de mi despacho mientras me pregunto que ha querido decir con que Debussy le parece muy onanista. Me acerco a mirar la pantalla del ordenador para ver lo que está sonando. Ha acertado.
Suena mi teléfono. Es Yoli. Me pregunta que vamos a hacer esa noche. Al fin y al cabo es viernes. La digo que me apetece salir y tomar algo. Quedamos en llamarnos mas tarde. Al colgar la llamada veo la foto de Ulises en la pantalla de mi móvil. Hace ya un mes y medio que se fué a vivir a Taipei. Me escribe todos los días, aunque yo no le responda. Siempre me dice que me extraña, y cuenta los meses que el quedan para poder volver. Ahora él está lejos y yo estoy sola. A veces tengo la impresión de enamorarme siempre del hombre equivocado.
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