De haberlo sabido, no le habría dicho nada.
En realidad, de haberlo sabido le habría mentido aquella noche de hace cinco años en el Agapo cuando él le pidió fuego, y ella le siguió el juego.
Le habría dicho simplemente "No fumo", y cada uno por su lado.
Pero no fue así.
Al cigarrilo le siguió la copa, a ésta el coche y a él su casa, y hasta hoy.
Hoy le ha dicho que quiere irse y entonces él se ha tirado por la ventana.
De haberlo sabido, no le habría dicho nada; simplemenet se habría marchado, sin decirle nada.
O al menos hubiera aparcado el coche en otro sitio.
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