Hoy he estado discutiendo durante una hora y cuarto un detalle en un relato. Mi interlocutor decia que las apostillas en los dialogos rompen el ritmo, y se quejaba concretamente de una que a mi me parece crucial en el relato, así que estamos ante un caso de lo que tiene el autor en la cabeza y la imagen que consigue dibujar en la cabeza del lector. Son simplemente cinco palabras que han dado para setenta y cinco minutos de discusión. A continuación dejo el relato en cuestión y marco en negrita la apostilla de la discordia. Ya me contareis.
“Va uno andando por la calle con dos bolsas de basura y se encuentra con un amigo, y le dice “hombre, como te va la vida, pero chico ¿donde vas con dos bolsas de basura?” El tipo que estaba atado a la silla había dejado de escuchar en ese momento. El chiste no parecía demasiado bueno y el gordo de puños grandes no lo estaba contando muy bien. Una gran risotada le devolvió al mundo. Si odiaba algo era la gente que se reía de sus propias gracias.
- ¿No te ha hecho gracia? Riete un poco, anda, que no me gusta matar a gente triste.
- Perdona si no me río, pero es que me has partido los dos labios.
El gordo se encogió de hombros justo antes de montar la pistola.
- Aunque no te rías, supongo que te ha hecho gracia ¿verdad?
- Un chiste no me va a hacer feliz, si eso es lo que te preocupa.
El gordo puso una mano sobre la otra colgando en frente de su cuerpo y ladeó ligeramente la cabeza.
- ¿Y que puedo hacer yo que me lleve dos minutos y que te haga realmente feliz para que mueras contento?
- ¿en serio? ¿de verdad quieres saberlo? pues te lo cuento, hombre, y oye, si te aburres, me pegas un tiro y listo. Veras, llevo mucho en este negocio, así que muchas veces me he planteado como quisiera morir, y la verdad, nunca he llegado a ninguna conclusión. Aunque si algo he tenido claro es que nunca he querido morir en una mierda de almacén de chatarra como este. Pero ahora que lo pienso, no estaría mal morir mirando a las estrellas. ¿Por que no me matas ahí fuera?
El tipo gordo sonrió y meditó durante un segundo.
- No creo que se vean muchas estrellas desde aquí. Hay mucha luz.
El tipo de la silla intentó colocarse de la forma mas cómoda que encontró, pero los alambres con los que tenia atadas las manos le hacían mucho daño.
- Es octubre así que tendremos a Orión encima de nosotros. Tiene tres de las estrellas mas brillantes del cielo. Además ¿por que no lo intentas?
El gordo colocó la pistola en su funda debajo del sobaco y sacó al patio la silla con el tipo delgado y enjuto sentado en ella. Después volvió a entrar en el almacén para apagar las luces del gran patio que servía para almacenar restos de coches. Cuando volvió a salir llevaba la pistola en la mano otra vez.
- Ahí está. ¿ves esas cuatro estrellas encima de nosotros formando un cuadrado, con tres estrellas en linea dentro? eso es Orión ¿No te parece precioso? - Dijo el tipo enjuto sonriendo
- Yo es que de estas cosas no entiendo.
Contestó el gordo justo en el momento en el que levantaba la pistola para colocarla en la coronilla del que estaba en la silla y disparar una sola vez. Miró un momento al cielo, después de dirigió hacia el tanque donde se guardaba el aceite de motor usado donde tiró la pistola y luego se fué hacia la gran puerta del patio de desguaces. Antes de salir volvió nuevamente su cara hacia Orión.
- Joder, pues si que es bonito.
Pues yo me quedo a mitad de camino. No estoy de acuerdo con tu amigo, ya que para mí las apostillas no solo no interrumpen el ritmo, sino que lo pueden alentar, además de proporcionar información adicional.
ResponderEliminarPero en este caso concreto no me parece tan importante, ya que la información adicional que nos muestras al decirnos que el tío esta sonriendo ( aplomo, resignación...), ya nos la das antes, cuando nos muestras su manera de enfretarse a su asesino, su manera de hablar...
o cuando, le pide a su asesino que le saque afuera para morir
Pues a mí sí me aporta información nueva. Es la primera vez que sonríe y sabemos que tiene el labio partido. Por tanto, hasta le veo un valor poético. Algo así como un juego a tres entre la belleza, el dolor y la muerte.
ResponderEliminarSí, pero no veo muy claro que tenga un valor tan importante en el conjunto de la historia.
ResponderEliminarMe gusta pensar que el hombre sonreía a pesar de lo que le dolían los labios ¿por qué? quizás presintió al ver las estrellas que estaba salvado.
ResponderEliminarSorprendente final.
Julio, esa interpretación de la sonrisa es muy sutil, y hermosa.
ResponderEliminarHe de decir que fui un poco tramposo en el planteamiento del problema. La discusión con mi amigo no trataba de la apostilla en si, si no de la palabra "sonriendo", y es curioso que aquí haya salido exactamente el mismo tema.
ResponderEliminarNo me gusta defender lo que escribo, por que cuando lo hago siento que he fracasado en el planteamiento de la obra, pero he de decir que, efectivamente, lo que queria representar es que, a pesar del dolor y de la brutalidad de la situación, un minimo de belleza puede hacernos sonreir.
Por cierto, curiosamente el asesino suele caer mejor que el asesinado en esta historia.
ME PARECE INTERESANTE, JULIO, COMO HAS UTILIZADO LA MAGIA DE LAS ESTRELLAS EN EL TEXTO.
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