miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tú serás la única (Parte I)

- ¿Que tenemos? - Preguntó el detective de policía Gregorio Rojas, que acababa de llegar a la iglesia.
- Pues tenemos a un cura desnudo. El cadáver lo hemos encontrado en la sacristía. Lo apuñalaron con un cuchillo que estaba escondido y en el que están buscando huellas, pero de momento no hay nada. Parece un caso claro de acoso sexual o algo asi. El cura se ha estado apretando a alguien que al final se ha cansado y le han picado el billete. Gregorio, coño, quitate el sombrero que estás en una iglesia.- Dijo el agente Rascón, que ya llevaba un rato en la escena del crimen, y que había estado esperando a Gregorio Rojas en la puerta del edificio.
- ¿Donde está la sacristía?
- Al fondo a la izquierda, pero espérate que están los de la científica y no vamos a caber todos.
- Vale, pues vamos a ver lo que hay por aquí - Dijo el detective comenzando a pasear por el interior del edificio.- ¿Dices que está desnudo?¿del todo?
- No, tiene los calzoncillos y los calcetines puestos. - Dijo el agente Rascón riéndose - Nunca me había imaginado a un cura follando con los calcetines puestos.
Gregorio se quitó el sombrero mostrando su gran calva y miró con fijeza al agente, al que se le cortó la risa como si le hubiesen atravesado el corazón con un picahielos.
- Donde está la ropa del cura.- Dijo con gran seriedad.
- No la hemos encontrado.
- ¿Que?
- Coño, Gregorio, que no la hemos encontrado.
- ¿Y como ha llegado el cura aqui?¿en pelotas? - Dijo el detective claramente enfadado.
- No se a que viene esto.
- Pues viene a que aquí han matado a alguien, así que ya no es un lugar sagrado, por eso yo me quito el sombrero solo si me sale de los cojones. Pero que te rias de un cura muerto por que piensas que era un cerdo no tiene perdón de dios. Y ahora dime como ha llegado un cura desnudo hasta la sacristía.
- Pues al igual intentó follar con alguien y por eso se desnudó, la otra persona le mató y luego le robó la ropa.
- ¿Y para que iba a querer el asesino la ropa de un cura?
- Joder, Gregorio, y yo que se.
Gregorio Rojas quedó en silencio y comenzó a pasear mirando a los diversos agentes que había por todo el edificio. Algunos estaban pasando pinceles por diversas superficies con polvos de varios colores, otros parecían ociosos. El agente Rascón no se separó de él ni un solo instante. En la segunda vuelta que daba se detuvo un momento delante del confesionario. Era uno de esos de nuevo cuño con doble cabina, una para el confesante y otra para el confesor.
- ¿Cuanto lleva muerto?
- ¿Quien?
- Carrancha, no te jode. El cura, quien va a ser.
- Pues una hora y poco.
- ¿Hueles?
- No huelo nada, Gregorio
- Madera de sandalo. Y rosas. Es un perfume de mujer, aunque no tengo ni idea de la marca. ¿Cuando habeis llegado vosotros?
- Pues hace una media hora.
- Por muy bueno que sea un perfume, no creo que ninguno aguante el aroma mas de, digamos, cuarenta minutos. Así que después de haber muerto el cura, alguien estuvo aquí, en el confesionario, confensadose. O escondido. - El detective se dirigió a dos agentes que estaban buscando huellas en una puerta. - Dejad eso y enpolvadme el confesionario entero. No quiero que se os escape ni una pisada de mosca.

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