Borges decía que hay que usar los adjetivos lo menos posible, y si no se usan en absoluto, mejor. No era el único, muchos autores opinan lo mismo y creo que en clase Sensei Eva alguna vez ha comentado algo. Según esta teoría, el uso del adjetivo restringe el uso de la imaginación del lector y le resta riqueza léxica a la narración. Así no es lo mismo decir "la casa donde vivía era pequeña", en cuyo caso a la imaginación del lector vendrá su estereotipo de casa pequeña. Si lo sustituimos por "la casa donde vivía estaba compuesta por una cocina y un salón que hacia las veces de dormitorio donde a penas podía amontonar las pocas cosas que tenia", lo que hacemos es obligar a la imaginación del lector a ver esa casa, y con las pistas que le hemos dado, que su cerebro construya una casa pequeña. Además, el añadido de palabras podrá hacernos ganar mas dinero en caso de que cobremos por palabra escrita.
Con esto en mente, he preparado un ejercicio. He modificado un texto que tenia plagado de adjetivos, extirpándoselos prácticamente en su totalidad. Me gustaría que comentaseis si habéis apreciado alguna diferencia en el ritmo, la forma de lectura, las imágenes en vuestra cabeza, o cualquier otra cosa que se os ocurra.
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